Páginas

martes, 9 de abril de 2019

Piedras por brillar

“Esto seguirá en febrero, veremos cómo continúa…” Así terminó mi última entrada al blog, publicada un muy muy lejano 18 de Enero. Pasó tanto en casi 3 meses, tengo tantas vivencias nuevas y cosas que fui anotando para, alguna vez, dejarlo plasmado en éste blog, que debería publicar 10 entradas nuevas.


Lo primero que quiero escribir es que mañana 10 de abril cumplo años, 44 para ser preciso. Y claro que va a ser distinto a todos porque ahora tengo dos faros que iluminan mi camino, nuestro camino. Y podrá ser una frase trillada y bastante cursi pero es lo que es, decirlo así es la metáfora perfecta.

Hubo mucha oscuridad, ceguera, días enteros de ver todo negro, todo mal, pero ahora tengo dos luces en casa que iluminan el presente y el futuro. Puede que a veces siga sin ver el camino pero ésas luces siempre alumbran hacia adelante, para mantenerse despierto, alerta, que todo lo bueno va a llegar tarde o temprano.

Los fríos papeles de un juzgado dicen que desde el 13/02 tenemos una guarda provisoria por 60 días que se cumplen a fines de ésta semana. Nos visitarán psicólogos y asistente sociales para ver cómo marcha todo y darnos una nueva guarda, más extensa claro. Parece que hubieran pasado un par de años, lo juro.

Pocos días después de aquél 18 de Enero tomé licencia laboral por un recrudecimiento de mi ansiedad la cual terminó coincidiendo con la llegada de F y L a nuestra casa.

Pensé mil veces cuan incompatibles eran un tratamiento psiquiátrico con el nuevo rol de papá pero hoy puedo decir que todo funcionó, que pude estar presente en un momento clave para ellos. Decir que sin querer me ayudaron, que me hicieron sentir útil, que los podía cuidar, aconsejar, guiar y acompañar. Hoy estoy mejor y seguramente haya pronto en mi blog algún capítulo sobre ése problema que insiste en acompañarme.

Tenemos cada día una montaña rusa en nuestras vidas, momentos buenos y de los otros. Hubo feos y lindos pero seguimos en pie, como una familia. Una familia que, vale recordar, en los primeros días de diciembre aún no se conocía, unos no sabían de la existencia de los otros. Un día como hoy, hace tan sólo 4 meses, viajábamos por primera vez a su provincia para conocerlos. A cuántos se nos pasan 4 meses de manera fugaz, inadvertida, sin pestañear prácticamente. A cuántos de nosotros en 4 meses cualesquiera no nos pasó nada importante, pasamos los días a pura rutina, casi sin vivir.

Bueno, a mí en 4 meses la vida se me dio vuelta. El contador de hijos pasó de 0 a 2 en el mismo tiempo que un Formula 1 acelera de 0 a 100 km/h.

 

Hoy al volver a escribir quiero hacer foco en que no nos equivocamos al elegir niños grandes para que seamos una familia. Antes tenía algunos buenos argumentos pero ahora los tengo de sobra y siento satisfacción de haber hecho una buena elección en cuanto a las edades.

Hace un par de días veíamos televisión los cuatro, un sábado a la noche. Era un programa con invitados “famosos” de nuestro país que hablan sobre temas varios.

En un momento se me ocurrió preguntarles algo que daría pie al motivo principal de éste texto. Requerí su atención y les pregunté: ¿ustedes saben quiénes son los 6 invitados del programa? Ambos respondieron lo que ya suponía: “No”. Y de golpe caía en la cuenta que tienen mucho por conocer y no sólo unos invitados a un programa de tv, sino que estuvieron los últimos años ausentes de una realidad que no les llegaba pero tampoco les interesaba y hasta sentí cierta envidia de ellos que no conocen de crisis económicas, de presidentes, de guerras, de exiliados, de políticos, etc.

Y entonces repasé los días anteriores desde que están con nosotros en distintas situaciones y me di cuenta que son, en muchas cosas de sus vidas, como bebés que comienzan a dar sus primeros pasos. Tienen muchísimo por aprender y estamos deseosos de enseñarles a caminar, a saber, a vivir.

Los he imaginado simbolizados como piedras preciosas a las que hay que pulir para sacarles brillo. También para sacarles las marcas y arañazos que les dejaron en la piel y en el alma los que pasaron antes por sus vidas. Eso, eso va a costar mucho más.

Sucedió varias veces que se encontraron con comidas que no conocían y lo primero que dijeron fue “no me gusta”. Con paciencia les hicimos entender que si no probaban no podían saber de verdad si les gustaba o no. Por suerte, al 90 por ciento de esos sabores desconocidos los terminaron aceptando excepto el queso roquefort (rarísimo, no saben lo que se pierdenJ)

También son como niños pequeños en cuanto a la tecnología. Usan nuestros celulares y computadoras sólo para ver videos en YouTube y las búsquedas siempre son de música o de fútbol y algún que otro dibujo animado. Igual que cuando los padres les muestran videos a sus niños para entretenerlos mientras comen o para mantenerlos ocupados con la pantalla. Hay todo un mundo de cosas útiles que desconocen que les podremos enseñar y otras tantas que deberemos evitarles. Casi no registran las redes sociales pero será cuestión de tiempo hasta que pregunten cómo abrir su perfil en una u otra.

En muchas aristas de sus vidas parecen más chicos de lo que indican sus 9 y 16 años. Tienen una inocencia que no es habitual en niños de sus mismas edades. Lo bueno es que eso no les preocupa y hasta puedo decir que no lo registran.

En resumen, conocí a muchas personas que querían adoptar niños pequeños o bebés para criarlos a su manera, para que aprendan todo “desde cero”, que su hijo viniera sin experiencias y sin conciencia de sus dolores pasados. No era nuestro caso y sin embargo tenemos muchas cosas por enseñar desde cero. Y lo mejor es que ellos pueden expresar sus necesidades con palabras. Y lo que les duele también pero eso lo contaré en otra entrada.

Para terminar y viendo mi entusiasmo muchos dirán: ¿Pero entonces es todo color de rosas? Por supuesto que no! Somos como cualquier familia, sube y baja de emociones y sentimientos, idas y venidas, amor y algún breve desamor. Como todas y como ninguna. Gracias por leerme.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario