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miércoles, 7 de noviembre de 2018

Edificios con empatia

El título de esto que escribo es una expresión de deseo. Que los centros de reproducción asistida tanto públicos como privados sean empáticos, amables con sus pacientes. Siempre hablamos de la empatía de los humanos o la falta de ella en distintos momentos de los tratamientos pero hay otro tema que deciden los humanos y quizás pasa desapercibida porque el que diseña o decide cómo van a desenvolverse las personas en un edificio no conoce del tema.


Para explicarlo mejor, en centros y hospitales se juntan todos. Parejas que van a informarse, parejas en tratamiento, parejas embarazadísimas y hasta parejas con hijos recién nacidos. Hay de todo y todos se juntan en un mismo ambiente o en los mismos pasillos y el que diga que no tuvo sentimientos encontrados viendo las distintas situaciones, miente.

La situación ideal entonces sería que cada grupo tenga su edificio, o su ambiente, o hasta sus propios pasillos. Lo que planteo es una utopía, una situación perfecta y donde cada pareja estaría con otras parejas en el mismo punto de la “competencia”. Sé que es imposible organizar un edificio de ésa manera pero quizás alguno existe que tiene en cuenta lo que digo. Sólo los que paseamos por esos lugares sabemos lo que es, por ejemplo, ir a comenzar un segundo o tercer tratamiento y ver pasar embarazadas, por más positivamente que se trate de tomar el asunto.

Mi experiencia

Ya conté que fui a dos centros y ambos eran diferentes. El primero gozaba de la reputación de ser uno de los primeros en mi provincia y hacía gala de ello a cada paso en su sala de espera. Recortes de diarios de los éxitos lejanos con nacimientos múltiples por un lado y la publicidad gigante de la que en ése momento era una novedosa ecografía 4D. Para el que llega por primera vez es una invitación a la ilusión todo el decorado y suena hasta lógico, puro marketing. Pero para el que lleva 10 o 15  visitas y un par de golpes encima el decorado ya no le aporta nada a la ilusión, al contrario.

El otro centro tenía mínima referencia al tema, diría que era hasta sobrio y casi que si uno no supiera a qué iba allí ni se enteraba que hacíamos todos ahí sentados.

Pantalla que informa

La primera vez que tuve que “dejar una muestra” para saber si lo mío servía o no, fui a un lugar anexo al centro de reproducción y había una pantalla de tv con un powerpoint reproduciéndose eternamente lleno de información, en variedad y cantidad. Juro que allí vi más información que la que me dieron luego los propios médicos. Obviamente, no había otra cosa para ver mientras esperaba y, para ser sincero, tampoco daba para ponerse a hablar con los compañeros de espera. Es una situación muy extraña saber por qué estamos ahí y tratar de encontrar tema de conversación.

Para ir terminando hay un temita que viví en los dos centros en distintos momentos: la secretaría en recepción… embarazada! Estaría loco si pretendiera que pierda su trabajo o la reubiquen pero era raro el momento en que nos atendía la secretaría embarazada. Siempre me quedaba pensando si lo había logrado natural o si hizo uso de su lugar de trabajo J

Por último, estaría bueno que cuando a la consulta va la pareja sean llamados ambos a la cita. Es un detalle quizás, pero en ésta época tan feminista (bienvenida sea) sería justo llamar a ambos porque, digamos las cosas como son, el nombre del futuro papá no lo sabe nadie.

Escribí esto y dudo hasta último momento en publicarlo porque a veces parece que pensamos en cosas que a cualquier mortal le parecería una estupidez o una locura. Pero lo escribí habiendo leído a otras personas sufrir un poco o sentirse incómodo por esa falta de amabilidad de los edificios y su organización.

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