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viernes, 9 de marzo de 2018

Demasiada realidad (volver a soñar)

Esto escribí el 8 de Marzo en el transporte de vuelta a casa.
Siempre fue para mi un momento de relajación, de mirar la gente desde la ventanilla, muchas veces de mirar sin ver. Pero muchas otras de tomar una foto de un instante de alguien, imaginarme su historia, sus alegrías y sus penas.
Pero lo que haré ahora mismo es contar la serie de situaciones que me pasaron hace minutos, en el camino que va desde la puerta de salida del trabajo hasta la misma puerta del colectivo.
Hago 10 metros sintiendo el aire en la cara luego del encierro en la oficina y me interrumpe el paso un papá que quizás habia dejado a su esposa en la marcha del día de la mujer y él se quedó a cargo de los niños. Un hijo de la mano y otro en el cochecito. Les juro que ése hubiera sido yo, tal cual, la misma actitud, las mismas ganas. Fueron dos segundos de un espejo donde vi al yo que siempre imagine y no pude ser.
20 metros mas allá, dos veinteañeras embarazadas de unos 8 meses las dos, con enormes panzas. Por el parecido de ambas les aseguro que eran hermanas y que iban con su madre. Tan fácil y tan exacto iba a ser el tiempo para las dos??
Unos pasos mas y una pareja jugaba junto a sus dos hijos en un banco de la plaza. Las risotadas eran tantas y tan fuertes que llamaban la atención de otra pareja que miraban encantados la escena, como deseando estar en ése lugar de padre y madre felices. Los que miraban tenian menos de 20 años, los noté en ésa etapa de enamorados que aún no sabe de discusiones, malos ratos ni reveses. Recuerdo ahora que yo también fui de esos. Me extraño muchas veces.
Y no muchos metros más allá una abuela con dos nietos. Pocas imágenes más tiernas no?
Resumiendo, en 200 metros fue como ver una película repleta de escenas en las que me gustaría ser actor y sólo soy espectador. Fue como volver a ver una de esas que te deja pensando o te hace llorar.
Luego no pasó nada durante muchas cuadras. Bah, pasó lo de siempre, gente, bocinazos, la vida común. Pero al llegar a la Terminal me crucé con una nueva pareja, él empujaba la silla de ruedas de ella que lucía una remera que en su pecho decía "Girl Power", en furiosas letras rojas. Ambos reían.
Me sentí un idiota. Pensé en algo muy común que se da cuando vemos a alguien con un gran "problema" como ése y nos comparamos y nos auto preguntamos "¿de qué me quejo?"
Lo cierto es que no logro soltar toda esta mier.. Sé que debo soltarlo, por mi y por los demás. Por ella, la que está a mi lado.
Quiero volver a mirar por la ventana e imaginarme las cosas lindas que les pasan a los demás pero más aún quiero mirarme dentro e imaginarme las cosas lindas que, un día, me van a pasar a mi. Volver a soñar un poco..
Demasiada realidad últimamente.