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miércoles, 20 de diciembre de 2017

El infertil enojado (lo que no quisiera ser)

Mis escritos suelen ser bastante personales porque, al fin y al cabo, la idea es soltar todo eso que rodea al ser infértil y contar cómo lo viví, como lo vivo aún hoy. Ya sabemos que siempre seremos infértiles, es una marca que no se borra aunque consigamos ser padres.
Hablando más que nunca de mí, debo decir que siempre fui alguien más bien serio, tímido, para adentro. Pero cuando me hacía cercano de alguien era bien distinto, siempre con un chiste a mano, una charla, algún consejo. Soy casi un cultor de lo que me dijo alguna vez un profesor en la secundaria: "los amigos se cuentan con los dedos de una mano... y sobran"
Todo eso que era se lo fue llevando primero la infertilidad y luego la maldita ansiedad y sus sintomas. A estas alturas vengo pensando que el blog debería llamarse "El hombre infértil y ansioso" 😁
Este año hablando con mi psico llegamos a un punto en que me preguntó "¿con que estás enojado?" Y yo, que ya lo vengo teniendo claro hace un tiempo, contesté sin dudas: "Enojado con todo, con la vida"
Asi es, ése soy yo, estoy enojado y no logro salir de ése estado. Yo, como decía, era un tipo serio, no enojado. Tengo a mano en mi celular una foto de mi cumpleaños de éste año, tomada por sorpresa, a la que veo de vez en cuando porque me resulta increíble tener ésa cara de enojo.
¿Qué o quienes son los destinatarios de mi enojo? Tantas cosas: yo, la infertilidad, Dios, los centros de de infertilidad (todavía les debo una entrada...), los que no nos entienden, los que no nos preguntan aunque saben, con la soledad aunque seamos dos, con todo, con el día y la noche.
A veces éso se calma, en los brazos de mi mujer, en las charlas con alguien de la familia, cuando miro a alguno de mis perros mover la cola al verme, cuando suena algún tema que me lleva a momentos más felices, cuando me pierdo en los mares de Netflix y al menos me olvido.
Y el enojo vuelve cuando veo malas noticias en las redes. Y se calma cuando hay positivos. Pero a veces quiero cerrar todas las redes de una puta vez y tirar usuarios y claves al infierno. Por si no lo saben las redes están haciendo estragos en personas ansiosas como quien escribe.
Quiero llegar a decir que es necesario encontrarnos con lo que fuimos, quiero al menos sólo ser serio y tener cara de pocos amigos 😆
¿Lo que fuimos en algún momento todos saben qué es? Fuimos personas normales que iban a ser padres y punto. Fácil, como todos, palo y a la bolsa. No deberíamos dejar que la infertilidad nos defina como personas, aunque nos atraviese para siempre somos otras cosas. Sé que lo escribo más con anhelo que con convencimiento porque sé que es dificilisimo ser otra cosa cuando te toca ésta mierda.
Yo, por ejemplo, disfrutaba cosas que ya no. En las fiestas de fin de año era algo así como el alma de la fiesta familiar, siempre con la última música sonando, siempre preparando la bebida para el brindis y para después. Eso comenzó a perderse con la infertilidad y siguió con la ansiedad derivada de no poder lograrlo.
Quiero decirle a mi yo que no quiero estar más enojado, es casi una declaración antes de terminar el año. No creo mucho en las vueltas de página de un año a otro porque, en general, es sólo cambiar la hoja del almanaque pero espero cambiar ése sentimiento. Perdón a los que se tomaron unos minutos para leer ésta entrada bastante cargada de malas ondas.Ojala que seamos pocos los infértiles enojados, no es un buen compañero.
Quizás sea la última entrada (en la que esté enojado con la vida)

lunes, 27 de noviembre de 2017

A los ojos

¿A quién no le pasó? Toda la vida nos sucedió que íbamos caminando por la calle y cruzábamos una mirada de 5, hasta 10 segundos interminables con algún bebé en brazos de su madre o en su cochecito. O establecer ésa conexión especial de echarnos a reír de la nada por alguna tontería que hizo él y mi sonrisa le respondió y a él le causó gracia y así.
Pero nos pudo haber pasado toda la vida y ser un momento lindo nada más o habernos pasado en esta otra parte de la vida, la infértil. Y ahí sí que las miradas cruzadas con un bebé cobran otro significado. Siempre me quedo pensando que verán, que pensarán. Siento que me quieren decir algo aunque sólo me miren. ¿Será que tenemos, nosotros los infértiles, algo especial en la mirada?
Puestos a creer y a imaginar, quizás hasta adivinen tooooodo lo que sentimos cuando los miramos, por eso nos buscan especialmente.
Más de una vez incluso, sobre todo desde que empecé a vivir entre tratamientos me hice una buena película donde ése bebé y yo conversábamos sobre lo que me pasaba:
Bebé: Hola! Ya sé qué te pasa, estás buscando uno como yo, bueno, no tan lindo, me dice alardeando jaja.
Yo: Y sí, pero no llega. ¿Vos sabes si alguno va a llegar? Por ahí en ése mundo milagroso que a veces es más que ciencia y deseo tiene que haber uno.
Bebé: ni idea, ni put… idea. Pero mientras tanto mírame a los ojos. ¿Me ves bien?
Yo: Si, si, te veo. Y muchas veces me duele verlos porque quiero uno como tú. Siento o imagino que quieren decirme algo, darme ánimos, fuerzas, energías, no sé.
Bebé: Así es. En nuestros ojos podrás ver amor, del bueno, del puro, del inocente. Pero quiero que me veas porque en mis ojos podrás proyectar a ése que estás buscando. Al fin y al cabo, somos todos casi iguales.
Lo último es ejercicio libre del autor jaja Es que siempre veo a los bebes iguales. Ni hablar cuando a los dos días ya hay parientes que aseguran que el pequeño tiene los ojos de tal, la nariz de aquél o la sonrisa de otro. Hasta son capaces de ver algún rasgo de una tatarabuela!! Yo los veo iguales a todos!!
En realidad, el ejercicio libre es todo el diálogo. A veces hay que usar mucho la imaginación para poder seguir adelante. Aunque sé que puede no ayudar quedarse pensando y pensando, siempre podemos llevar la imaginación hacia algo agradable. Y lo digo yo que no suelo ver el vaso medio vacío, sino la botella medio vacía!!
A lo que  me gustaría llegar es que nunca deberíamos dejar de mirarlos a los ojos, por más duro que sea a veces. Yo lo pasé y sé que a todos nos habrá pasado. Lo mismo con las embarazadas. El viejo tema de las embarazadas en el trabajo, en el transporte, por todos lados!! Ése tema y el de todo lo que sentimos los infértiles en época de fiestas de fin de año y días de padre y madre son de los más escritos y leídos. Y los que más nos unen por cierto!
Puede que el objetivo tenga un camino tan lleno de obstáculos que nos olvidemos de para qué era que queríamos llegar hasta allí. Así que nunca estará de más buscar los ojos de un bebé. Ellos tienen todas las preguntas por hacerse pero también tienen la respuesta cuando los infértiles flaqueamos o dudamos.

jueves, 9 de noviembre de 2017

Recuerdos de viajes, música y algo más

Todos los infértiles tenemos momentos claves grabados en la memoria de nuestros pasos por los centros de fertilidad, de análisis, de inyecciones. De éstas últimas, por ejemplo, mirándolas admirados a ellas al momento de colocárselas o “disfrazados” de enfermeros de ocasión. Yo tengo los míos, buenos y malos y más o menos. Pero hoy hago uso de una entrada de éste blog para recordar los viajes.
Vivimos en una ciudad de 60 mil habitantes que no tiene centros de fertilidad por lo que siempre había que viajar a la capital de la provincia, a 35 kilómetros, donde abundan por cierto. La mayoría de las veces el viaje era en colectivo (transporte público u ómnibus para mis lectoras fuera de Argentina jaja) Íbamos ambos a las consultas y luego a trabajar, organizando horarios al minuto para poder coordinar cada cosa. Si sabremos de organizar la vida y los tratamientos!
Los viajes que quiero recordar son los de los días clave, los que inevitablemente había que ir en auto, los de las transferencias. De ida siempre los nervios, la ansiedad, salir con bastante tiempo de antemano. Pero los que más recuerdo son los de la vuelta. Nunca pero nunca en mi vida volveré a manejar tan despacio jajaja. Las calles de la ciudad capital no son precisamente una mesa de billar por lo que cada pozo lo pasaba a la mínima velocidad, no vaya a ser cosa que ése embrión de tamaño ínfimo fuera a “caerse”. Viajes de 30 o 40 minutos duraban más de una hora, agarrados de la mano, mirándonos mil veces, siempre sonriendo, ilusionados.
Pero el detalle que recuerdo es la música, que a tantos acompaña y acompañó en ésos momentos. Sobre todo las dos últimas veces, las que terminaron en embarazo, en los que elegimos playlists que siempre nos ponían bien arriba de ánimo en otros viajes. Visto desde hoy, creo que queríamos desde el minuto cero transmitirle buenas ondas, sonrisas, lindas sensaciones a ése/a que habíamos ido a buscar. Que sintiera que éramos dos felices, que cantábamos a los gritos porque estábamos contentos. No podían faltar Pimpinela, Los Iracundos, algún que otro rock nacional de los 80, algún ochentoso internacional, alguno de Nino Bravo (Noelia más precisamente)
Ojalá pudiera borrar de mi memoria el último viaje, cuál Jim Carrey en Eternal Sunchine of the Spotless Mind. No había música, solo lágrimas, sollozos, golpes al volante. No recuerdo como hice para manejar de vuelta a casa, fui muy inconsciente. No recuerdo el camino, sólo que lloraba. Pero lo único que quería era enterrarme en casa y abrazarla, abrazarnos.
Hoy, y para no terminar tan abajo la entrada, espero con ganas el viaje cuando nos llamen para entrevistas para la adopción, cuando nos llamen para vincularnos con alguna personita. Pero el viaje que más espero es el de la vuelta a casa siendo 3, o 4.

martes, 24 de octubre de 2017

Un hijo del alma, no del corazón

Ya sabrán, como bien explica la descripción de mi blog, que voy a ser padre gracias a la adopción. Y no es que sea 100 % seguro, pero confío tanto en que algún día me va a tocar a mí que lo doy por hecho.
En estos últimos meses, ya presentados tooooodos los papeles al organismo que lleva adelante las adopciones, nos hemos dedicado a  informarnos, sumarnos a grupos sobre el tema en redes sociales, tener libros a mano, leer blogs de adoptantes y adoptados, muy interesantes éstos últimos por cierto. Y vimos una película también, “Ellos te eligen” se llama. En ése filme, sólo en el título, se resume algo muy importante que no se me había cruzado antes por la cabeza y que trataré de explicar.
Siempre cuando me puse a pensar en el tema tenía una mirada casi unidireccional, en el sentido de pensar la adopción como un tema de nosotros dos, la pareja, hacía el deseado futuro hijo. Es decir, nosotros te elegimos porque queremos tener un hijo y listo. Obviamente que habrá mil cosas a tener en cuenta en ésa relación pero no se me había ocurrido invertir ésa mirada, una que se refiera a que, en realidad, el que más necesita algo, en éste caso una familia, es el niño, el futuro hijo. Y entonces vino ésa película a abrir la mirada, a decir que, al final, el que elige es el niño.
Estoy descubriendo un mundo nuevo. Así como la infertilidad nos hace descubrir sin querer un mundo que la mayoría no tiene ni idea que existe o cómo es como lo escribí en algún post, la adopción es otra vez salir de explorador a conocer otro mundo. Hay tantas cosas a tener en cuenta, a aprender.
Creo que no lo conté antes pero nos hemos anotado para niños grandes. Me atrae mucho el desafío que representa que ésa persona tenga una historia y acompañarlo a vivirla y a escribir nuevos capítulos dentro de una familia.

Hace unos días atrás vi un tuit que decía:
¿Cuántos hijos tiene? “2 y 3 del corazón”
¿Por qué no decís que tenés 5 y te dejas de joder?

Desde tiempos inmemoriales de mi vida y no tanto me hizo ruido ésa diferenciación que se hace muy habitualmente cuando se trata de darle origen al hijo adoptado: “hijo del corazón”. Como soy de buscarle el chiste a todo siempre pensaba lo mismo, o yo me perdí varias clases de anatomía y/o biología o los bebés no nacen del corazón.
Ojo, se ha dicho que los trae la cigüeña, que nacen de un repollo, que vienen de Paris (que suerte!) pero del corazón, DEL CORAZÓN??? Será que los adelantos de la ciencia son tales que aprovechando que están probando crear órganos a partir de una célula también puedan hacer nacer un bebé del corazón (?) Si así fuera quizás yo sí podría haber sido papá como todo el mundo porque no tendrían importancia mis problemas de esperma.
El asunto es ése y me lo sigo preguntando, por qué llamarlos “del corazón”? Son HIJOS que son parte de una familia. Si fuera por diferenciar entonces, se podría diferenciar por peso por ejemplo: “tengo dos hijos flacos, y tres bastante gorditos” o por colores: “tengo dos rubios y otros dos más bien morochos”.
Hasta llego a creer que ésa distinción no ayuda a que el adoptado se sienta parte de su familia. También pareciera que hay que felicitar al portador de la frase por su “ayuda” a ése niño.
Así que ya saben algo, mi o mis hijos no serán del corazón, serán hijos. Con una historia, con ganas de formar parte de mi familia, hoy de dos. Y no saben el miedo que me genera todo lo que implica adoptar y todo lo que hay que atravesar en el camino. Sé que alguien, algún día, nos va a elegir. Habrá que estar preparado.
Es más, si hubiera que elegir un calificativo para agregar a la palabra hijo yo le diría, no sé, “hijo del alma”.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Las cosas que dejaron de importar

Para comenzar ésta nueva entrada debo contar que mi familia se compone de padre, madre, dos hermanas y yo. Llevamos un apellido que no es muy común y que, al menos hasta donde sabemos y salvo que mi tatarabuelo o bisabuelo haya hecho cosas que no nos enteramos, se termina conmigo. Es decir, soy el último con éste apellido que podía continuar con él teniendo un hijo.
Así que ésta vez quiero escribir sobre las cosas que dejan de tener importancia cuando la infertilidad toca a la puerta y pasan a ser tan relativas e insignificantes.
Quizás la primera de ésas cosas que me di cuenta fue que el apellido, en cuanto a lo estrictamente genético, conmigo se acababa. En su momento lo tomaba como algún tipo de presión autoimpuesta, “la continuidad del apellido”!!! Nunca lo hablé seriamente con nadie y nunca nadie me dijo nada sobre ello pero ahí estaba. Cuando los estudios indicaron que no iba a ser padre con mis espermatozoides lo sentí. No fue de un golpe, ya lo venía asimilando, pero estuve un tiempo con eso dando vueltas. Pero los sucesos posteriores y el tiempo que fue pasando hizo que al mirar atrás me diera cuenta cuan insignificante era pensar en el temita del apellido y los genes.
El nombre del bebé, otro tema. Si era varón ni idea el nombre, nunca llegamos a un consenso y tampoco hubo muchos en la votación. Ah, pero si era mujer el nombre estaba puesto y confirmado, se llamaría Emma. Y eso también dejó de tener tanta importancia. Peor aún, según los registros del país, fue uno de los 5 nombres de mujer más elegidos para los recién nacidos el último año. En tren de ver el vaso medio lleno, evitamos que ésa hija tuviera 3 o 4 amigas con su mismo nombre jaja.
Y tanto deja de tener importancia que cuando podamos adoptar el nombre ya vendrá impuesto de antemano y no deja de ser divertido imaginarse qué nombre tendrá y si sonará bien con mi apellido, si tendrá esa musicalidad que a veces resulta y a veces, bueno, oh my god!! jajaja. Otra cosa que no tiene ninguna importancia porque, al fin, lo que quiero es ser papá y que ése niño tenga un papá, y una mamá, y una familia.
Ya hablé en el blog del tema de las edades, de cómo toda la vida se nos va corriendo y nosotros empezamos a correr contra el tiempo. Si hay una imagen de mí mismo siendo papa es en el parque, pelota al pie, una tarde de domingo y un hijo futbolero como yo dando sus primeras patadas. Y con esto del tiempo creo que todos empezamos en algún momento a sacar cuentas de cómo tendremos el cuerpo cuando querramos hacer ésas cosas lindas que soñamos despiertos. Cómo estará mi rodilla derecha para el futbol? O mi codo derecho si a lo mejor le daba por el padel? Y la verdad es que también dejan de ser importantes ésas cuestiones, podemos mantener ésos momentos soñados latiendo por ahí en un rinconcito del corazón pero EL sueño, EL objetivo, es uno. Después veremos cómo va la vida. Les digo más, creo que nosotros los infértiles no podemos programar mucho más allá de nuestras narices, de lo que ven nuestros ojos, porque los miedos son muchos, siempre alerta, cuesta confiarnos. Entonces eso nos permite sorprendernos más con cada cosa que nos irá pasando y sacarle el máximo provecho. Vivirlo al 100%.
Una buena noticia sobre adoptar es que muy posiblemente no va a ser un bebé por lo que si hay que ir a buscar la pelota lejos podrá ir él. Es que a mí ya no me va a dar el físico para andar corriendo y porque, lo importante, voy a preferir quedarme mirándolo a lo lejos, sin poder creerlo.

lunes, 25 de septiembre de 2017

Sobre los descansos y los que no

Digamos todos los infértiles la verdad. Alguno se conocía a sí mismo tanto como para saber que tenemos tanta fuerza para afrontar ésta adversidad. Hay decenas de motivos a lo largo y ancho de la vida que nos ponen a prueba y nos obligan a sacar fuerzas y energías de donde sea para afrontarlos pero yo mismo aún no me explico cómo es que lo enfrentamos, tantas veces. Tan fuerte es el deseo que una y otra vez nos volvemos a levantar y allá vamos, muchas veces ciegos. Ojalá pudiéramos parar los tratamientos pero es que una vez subidos al carro de la infertilidad vamos empujados por mil caballos, fuerte al galope. Y así como podemos atravesar y llevarnos por delante cada obstáculo también nos cuesta mucho frenar o hacer una pausa para pensar, evaluar, reflexionar, o simplemente descansar. Todos hemos tomado un descanso de los tratamientos, o casi todos porque deben ser muy muy pocos los que lo lograron al primer tratamiento, al primer intento (suertudos ellos). Esos descansos quizás explican en parte cómo podemos seguir adelante. Es como llegar al fondo del asunto, estrellarse contra el piso y de golpe pegarse unas alas a la espalda y levantar vuelo. Son tan necesarios que todos los infértiles hablamos de ésos descansos, como si fueran una parte más de los tratamientos. Lo que nunca supe es si son para cerrar un ciclo o para abrir uno nuevo.


Y no importa si nos vamos a unos pocos kilómetros, a alguna playa lejana, al otro lado del mundo o a la Luna (o Marte en breve). Lo que importa es reencontrarse porque en ése tiempo de tratamiento es fácil perderse, uno mismo y los dos a la vez. Así que si no hubo suerte o la medicina o lo que sea falló no queda más que armar la valija y partir porque todo duele, pero lejos del lugar de siempre se puede sanar un poco y rearmarse y re amarse.


Punto y aparte, luego de unos años de tratamientos un día se me ocurrió ponerme a pensar en los que no. En los que no pudieron tener hijos y por muchas razones no intentaron revertirlo. En los primeros que pensé fue en los que no tienen una obra social que cubra sus tratamientos ni dinero para enfrentarlos de forma privada. Nosotros vivimos las épocas pre y pos ley de fertilización y por suerte pudimos hacerle frente, sin que nos sobre nada a decir verdad. Pero, como decía, un día me puse a pensar en los que no. ¿Cómo habrá sido resignarse así sin más? No me lo pude imaginar. Deben ser muchísimos, no tengo estadísticas pero no tengo dudas de eso. Porque si los centros de fertilidad están poblados cada vez más es que debe haber mucha gente de la otra vereda. ¿Les habrá sido más fácil resignarse? Me hago las preguntas pero no tengo respuestas.


Habrá también personas que no se animen ni a preguntar sobre el tema, que no les gusten los médicos, las inyecciones, las esperas que desesperan. ¿Podríamos juzgarlos? ¿Seremos nosotros superhombres y supermujeres por hacerle frente y esos otros no?


Llegado aquí al blog y a twitter descubrí un montón de gente contando sus alegrías y sus penas, aquí y allá. ¿Y los que no lo expresan, no lo cuentan, no lo comentan? Además que no saben lo que se pierden estoy cada vez más convencido de los beneficios de abrirse, de hacernos cargo aunque sea en una red social y con desconocidos pero soltarlo.


Eso sí, mis problemitas de ansiedad aquí a mi lado me comentan por lo bajo que debería haberme dado cuenta antes jajaja

lunes, 11 de septiembre de 2017

A veces, los planetas se alinean

Sabemos los infértiles que hay un sueño que nos tiene ocupados y preocupados casi todo el tiempo. Pero en la vida hay otros sueños, otros anhelos, algunos más importantes que otros, más vitales quizás, un deseo de hacer o experimentar algo que una vez cumplido hace que surja aquello de “ahora sí me puedo morir tranquilo”, exagerado claramente pero significa que en la lista de cosas por hacer en la vida ya podemos ir tachando eso. Paradójicamente, el deseo del hijo jamás nos llevaría a decir ésa frase.
Por ésta época, hace dos años, pasábamos por el trago amargo de nuestro primer aborto. Unos días después, sentí lo que a muchos nos ha pasado, la necesidad de olvidar, de salir corriendo lo más lejos posible de médicos, agujas, medicamentos, análisis, etc, etc. Y, como muchos de nosotros sabemos, lo mejor es hacer un viaje, alejarse para reencontrarse. Es fácil perderse entre tanta lucha y de eso hay muchas historias escritas.
Así que decidí que era el momento de cumplir uno de ésos sueños, pero no el mío, el de mi mujer. Desde que estamos juntos siempre supe que quería conocer a las ballenas, ésos enormes “pececitos” que entre julio y hasta diciembre (con suerte) llegan al sur de nuestro país para reproducirse y, de tan buenas y confiadas que son cualquiera puede verlas a centímetros.
Así que vía web compré pasajes y estadía para Puerto Madryn para los primeros días de diciembre. Era la fecha que podía tomarme vacaciones y así empezamos a rogar por una alineación de planetas para poder cumplir el sueño porque la posibilidad de verlas en diciembre era muy baja, pero existía. Un viaje de un día entero en ómnibus y otro de vuelta y sólo dos noches de hotel. Íbamos sólo a cumplir un sueño para olvidarnos un poquito del que no se cumplió.
Llegamos una tarde y salimos a averiguar si al día siguiente, viernes, podríamos embarcar en alguno de los barcos que se adentran en el Golfo Nuevo y poder verlas de cerca. Recorrimos 3 agencias que ofrecían el servicio pero ninguna nos vendió el pasaje para embarcar porque, maldito clima, todo indicaba que al día siguiente el viento en la zona no iba a permitir que los barcos salieran.
Volvimos al hotel y ella se largó a llorar. Traté como pude de consolarla y que al otro día veríamos, quizás, que los planetas se alineaban y el clima nos daba una mano con ése sueño. Por las dudas, chequeé los horarios de los colectivos que llegaban a Puerto Pirámides, a casi una hora de Madryn. Puse el despertador para que sonara a primera hora y asomarme por la ventana esperando ver lo que necesitábamos.
A las 06:30 del viernes de diciembre de 2015 en que asumía un nuevo presidente en Argentina me asomé por la ventana, el celeste del cielo era limpio e impactante y supe que el día se sumaba a cumplir el sueño cuando llegamos al comedor del hotel para desayunar y la vista del mar nos dejaba ver que las olas eran muy tranquilas.
Para resumirles, a las 10 de la mañana estábamos en Puerto Pirámides con nuestros boletos para embarcar en mano. Una parte del sueño se cumplía, ahora faltaban ellas, las ballenas, que al menos una se hubiera quedado en el golfo esperándonos. Pregunté mientras compraba los boletos si aún se veía alguna y nos dijeron que sí, alguna que otra aún se asomaba. El barco partía luego de las 13 hs por lo que tuvimos tiempo de recorrer el pueblo, la playa, hasta ver a un pingüino bebe. Pero no vimos ninguna ballena desde la costa como suele suceder, por ejemplo, en ésta época de septiembre cuando nadan y saltan junto a sus crías.
A la hora de embarcar, unas 25 personas estábamos listas con salvavidas puestos. A bordo de la embarcación se hablaba inglés, alemán y castellano por igual pero los argentinos éramos claramente minoría. Salimos al mar y la ansiedad no se podía medir. Uno o dos kilómetros y nada. Para distraer la espera pasamos por una nutrida comunidad de lobos marinos, todos durmiendo, aburridísimos ellos! Jaja. Convidados de piedra del evento principal pero bueno, allí están, allí viven y hay que verlos durmiendo la siesta panza arriba sobre una rocas bastante incómodas por cierto.
Hubo que esperar una media hora y varios amagues del guía para ver la primera ballena, a unos 40 metros. Luego, se fue acercando ésa y otras pocas, sumando un total de 3 adultas y una cría. No había más, fueron sólo 4 pero suficientes para cumplir el sueño. Una ballena con su cría se pegaron tanto al barco que de haber estirado la mano le hubiéramos acariciado el lomo. Y entonces, en ése momento, los planetas se alinearon, todo confluyo de tal manera que fue un momento perfecto, no había nada más en qué pensar ni de que lamentarse, ni por qué llorar. O si, de alegría por el sueño cumplido. Para entender qué tan alineados estuvieron los planetas ése día, estos días leí que en éste momento hay casi mil ejemplares en el golfo y, respecto del año pasado, hay un 50 % más de crías.
Sepamos entonces que algún día los sueños se terminan cumpliendo. O al menos lo intentamos de mil maneras y eso ya debería dejarnos conformes por haber hecho el esfuerzo. Somos como las ballenas al fin y al cabo, nadamos miles de kilómetros para llegar a algún lugar lejano al que nos va llevando la corriente infértil para encontrar la situación perfecta para procrearnos.

jueves, 31 de agosto de 2017

La luz de Luna

Ayer en twitter varias mujeres que siguen mi cuenta subieron algunas fotos de sus mascotas y recordé una foto que tiene poco menos de un año y que la vi hace poco revisando otras. En ella se ve a mi mujer y a Luna, la casi labradora que forma parte de nuestra familia. Digo casi porque cuando era cachorra y la llevamos al veterinario nos dijo que no era pura pero tenía un “90 %” de pureza jaja.
Ése día no era un buen día, las pérdidas adelantaban lo que sucedería después. Ella, mi mujer, en reposo, descansando. Ella, Luna, por ser de una raza muy inquieta y enérgica, no es de quedarse muy quieta que digamos pero ahí estaba firme, cuidándola.
En un instante mágico se recostó sobre sus piernas, con su hocico hacia su vientre y se quedó ahí largo rato, quieta. Juraría que sabía todo, soy un convencido que los animales tienen un sentido que no conocemos que les permite entender todo lo que les pasa a sus dueños. El amor que nos dan y el sostén que significan para nosotros en los momentos malos son impagables. Son capaces de dibujarnos una sonrisa cuando lo único que queremos es llorar y por eso mismo los queremos tanto y los necesitamos cerquita.

martes, 29 de agosto de 2017

Las edades

Nací en el 75 y en algún momento me di cuenta que llegado el año con cifra exacta, el 2000, el cambio de siglo, iba a tener 25 años. En ésa época fantaseaba que llegaría casado y con dos niños. Luego, distintos caminos y decisiones que fui tomando me llevaron a la realidad de hoy, es decir, sin niños y esperando que aparezca uno en el camino. A lo que voy, lectores, es que ya tengo 42 y recién ahora me fui dando cuenta que no siempre va a suceder lo imaginado. Al menos no de la forma que lo hacía décadas atrás.

Cuando hablo de caminos y decisiones me refiero a trabajo, estudios, pareja, momentos, tantas cosas que pueden ir postergando los deseos como el de ser padres. Hoy, éste mundo, nos lleva a demorar todo lo que se pueda algunos deseos (hijos) en pos de asegurar otros, quizás más materiales (casa, auto, un barco quizás jaja). Así, se demoran los casamientos, las uniones, los hijos, etc. La ciencia, por suerte para nosotros, acompaña ésas “demoras” haciendo más altas las edades en que las mujeres mantienen posibilidades ciertas de lograr un embarazo. También existen soluciones médicas y tratamientos que hace muy pocos años atrás no existían.

En mis 6 años de peregrinaje por centros de reproducción siempre me llamó la atención notar que un muy alto porcentaje de los pacientes, hombres y mujeres, ya habíamos pasado los 30 de edad y muchos en los 40 ya. Muy pocas veces vi veinteañeras.

Incluso en mi cuenta de Twitter (@hombreinfertil) donde tan bien me han recibido he notado esto de las edades. Perdón estimadas! Lejos estoy de decirles viejas eh! ;)

Estoy seguro que casi todos los infértiles hubieran preferido saber antes de sus problemas para tener más tiempo a futuro para hacer todos los tratamientos posibles, incluso para poder tener más fuerza de la que ya tenemos para enfrentar al monstruo.

Mujer y yo tenemos problemas exactamente diagnosticados pero ¿siempre habrán estado ahí? Imposible saberlo pero de vez en cuando pienso qué habría pasado si le hubiera dado prioridad a las cosas importantes de la vida antes de lo que lo hice. Una duda que jamás tendrá respuesta pero me da por pensar y lamentar la demora en buscar ése sueño. Hoy, con la historia ya escrita, me arrepiento del tiempo que pasó sin buscarlo y me cuesta no pensar en que si lo hubiera buscado hace 15 años quizás la historia tenía un final distinto.

Se dice por ahí que la experiencia es un peine que te dan cuando ya estás pelado jajaja.

Si tuviera que aconsejar a alguien de veinte y tantos que tiene la idea de tener un hijo en algún momento le diría que vaya corriendo a hacerlo, para qué esperar? Ya me lo imagino llegando a las corridas a casa al grito de: “¡vamos a hacer un hijooooo!” Right here, right now!!!

Preferible invertir en pañales hoy que en tratamientos pasado mañana. Eso sí, creo que en nuestros 30 y 40 estamos en una edad justa, más maduros, entendiendo más de qué va la vida. Igual, ¿quién sabe cuál es la edad justa para hacer realidad los sueños o intentarlo?

Así que a no postergar más, si tienen a mano algún/a joven potencialmente padre/madre le envían el link de ésta entrada, algunas direcciones de los brillantes blogs que nosotros ya tenemos entre los favoritos del explorador y que después no digan que no les avisamos.

domingo, 20 de agosto de 2017

Feliz día para vos

Feliz día para vos que un día vas a estar acá al lado nuestro para poder decírtelo con una mirada, un abrazo y un beso. No sé si ya estarás en éste loco mundo o aún estas por llegar. Entre las cientos de cosas que no sé, hay unas pocas que sí y te las quería comentar. Primero, quizás lo más importante, es que siempre te quisimos acá en casa, como fuera que llegaras, hay una ilusión y unas ganas enormes de tenerte por aquí, de contenerte, de acompañarte, de amarte, de educarte, en fin, de que vos y nosotros seamos una familia. Hay algunas cosas que deberás tener en cuenta. Si sos niña me va a costar aprender cosas que te gusten pero, por ejemplo, puedo ser un gran contador de cuentos por las noches, con voces impostadas y personajes inventados. De hecho, mi príncipe azul va a ser difícil de igualar allá en Hollywood o en Disney. Hablando de éso, si sos mujer voy a estar encantado de que vayas a conocer a Mickey y Minnie a tus 15 años. Además, no sabes lo que bailo aquí de entrecasa, te diré: "¿me acompaña en ésta pieza señorita?". La de risas que vamos a compartir! Hace años que veo cuanta película de animación ande por ahí, siempre imaginando ése momento en que estemos sentados en un sillón riendo y riendo. Vamos a ver El rey León, mi preferida Wall-E y todas las que quieras. Habrá que bancarse alguna que no me guste pero en ése caso seguro que me dedicaré a hacer silencio y contemplar tu alegría, ésa que vengo perdiendo hace mucho tiempo y sé que volveré a tener. Eso sí señorita, quiero adelantarle que, por puros celos de papá, usted no podrá tener novio hasta los 25 años más o menos jajaja ;) Ahora, para vos nene, quiero contarte que vas a ser de Instituto, y también de River, todo bien rojo y blanco, buen fútbol siempre. Tengo en vista una camiseta de tu tamaño en una tienda por aquí cerca de casa, la veo todos los días, te va a quedar perfecta y sé que te van a gustar los colores. Y un día vamos a ir a la cancha también a gritar como unos locos por esos 11 de nuestro mismo color. También te van a gustar los fierros, los domingos de carrera de autos pegados al alambrado mirando autos a pasar a 200 km por hora, casi casi como se suele sentir que pasa la vida. Te contaré de mis años pasados cuando micrófono en mano relataba carreras en ése mismo autódromo y vamos a alentar a los Chevrolet. Las películas por ver serán las mismas pero no va a faltar alguna de El Hombre Araña o de Ironman o del superhéroe que aparezca en su momento. Sean él o ella, habrá domingos de paseo a algún lugar donde podamos disfrutar del sol y respirar aire puro. Y helados por la tarde. También están avisados que voy a hacer los mejores asados que mi patio y alrededores hayan conocido. Si si, además los voy a llevar de vez en cuando allí donde venden hamburguesas, papas fritas y la sorpresa para niños que acompaña el combo. Van a tener seis primos, si es que la cuenta no se agranda, nunca se sabe jaja. Todos de distintas edades, unos cerca y otros más lejos, todos buena gente que te van a saber acompañar muy bien. Quedan mil cosas por contar, escribir, confesar e imaginar, nunca termino de imaginar. Cuando suba ésto seguro que a los 10 minutos me van a dar ganas de volver y seguir contándote cosas futuro hija/o. Quizás para el próximo año si es que no llegaste aún Si todo lo que está escrito aquí no te gusta, no pasa nada. Porque de éso se trata, que seas vos mismo y nosotros acompañandote en el camino. Otra vez, repito, feliz día para vos, llegate apenas puedas, te estamos esperando.

lunes, 14 de agosto de 2017

Sobre ilusiones parciales y las embarazadas del mundo

Hay algo que hace mucho me da vueltas por la cabeza e incluso fue motivo de charla en mis sesiones de terapia: que no logré imaginarme nunca a mi mujer embarazada. No sé qué extraña razón hizo que no pudiera dibujarla en mi imaginación en ése estado y es un motivo más de dolor, hasta de una rara culpa que sé que no corresponde pero me mortifica.

Nosotros los infértiles creo que aprendemos a ilusionarnos pero hasta ahí, con un límite, con miedo. Mientras vamos paso a paso cumpliendo cada etapa de los tratamientos y cumpliendo cada pequeño objetivo podemos ir ilusionándonos, antes no. Y esto es más notable cuanto más fracasos hemos acumulado. En mi caso, inconscientemente me prohibía ilusionarme de más ante cada etapa cumplida, jamás lograba pensar más allá de la próxima inyección, del próximo análisis, de la transferencia, de la beta y así.

Los dos últimos tratamientos terminaron en abortos casi iguales, entre la 5° y 6° semana de embarazo. La única diferencia fue utilizar heparina para tratar la trombofilia pero aun así no resultó por lo tanto no llegué a ver una panza crecida, ni siquiera un poco hinchada. Había que imaginárselo pero entonces eso daría lugar a la ilusión y lo frenaba. Piensen por un instante estando en mi lugar, si yo me imaginara tan sólo 10 segundos que había alguien creciendo allí también iba a desear imaginarme cuando creciera, las ecografías, los latidos, la 4D, la panza de embarazada… y no, nunca llegue a hacerlo porque si salía mal iba a doler más.

Se forma una coraza, uno termina siendo un Robocop emocional, un ser duro que para evitar el posible dolor anula la imaginación de las cosas lindas. Y miren que tengo miles de imágenes lindas por ahí en mi cabeza relacionadas con ser papá.

Y en este tema de ver embarazadas no imagine a MI embarazada pero, como a todos los infértiles nos pasa, ando por la vida cruzándomelas todo el tiempo, en todo lugar. Es increíble, es como una ley no escrita que mientras más desees no ver mujeres embarazadas más te las vas a cruzar, hasta en el más mínimo espacio siempre habrá una para recordarte ése “temita”. Sin ir más lejos y en una muestra tremenda de “el mundo contra mí”, en mi trabajo sobre un plantel de 70 personas aproximadamente, hay 6 mujeres entre embarazadas y madres recientes. Esto significa que en los peores momentos de sufrimiento por lo que no fue siempre había una futura mamá a golpe de vista.

Les hablo a los infértiles: ¿a todos nos dio siempre la sensación que el mundo entero podía quedarse embarazado menos mi mujer y yo? Obvio que sí!!! Es insoportable pero ahí vamos, la mejor cara de póker, aquí no ha pasado nada, y huida rauda del ángulo de visión de la panza. Es mirar el miedo de lo que no es frente a frente y que surja la bronca. El que no lo vivió va a pensar que somos egoístas y malas personas pero creo que en éste punto nunca nadie nos entendería.

Volviendo al trabajo, ir a comer también es un suplicio a veces porque las probabilidades de encontrarme con una “suertuda” son muy altas así que por lo general mis almuerzos terminan comiendo con la vista clavada en el televisor y de fondo la musiquita de la embarazada de turno contando ecografías, consejos médicos, pataditas, problemas para dormir o frases que suenan tan pero tan tontas que no me animo a transcribir.

Para terminar con el tema embarazadas aunque seguro será motivo de otras entradas, recuerdo un día no muy lejano que salí de trabajar y me crucé con una mujer embarazada, sentada en un bar con hombre y dos niños. Hubiera sido una más pero tuve la mala fortuna de verla con un cigarrillo en su mano, relajada, matando o cuanto menos enfermando al niño que llevaba dentro. Les juro que nunca sentí tanta bronca y nunca lamenté tanto no tener la valentía de enfrentarla y descargar todo mi odio ante semejante muestra de descuido, de desinterés. Me aleje con un nudo en la garganta, los ojos empapados y un dolor como si me hubieran clavado un puñal en el pecho. Que injusticia, que injusticia!!

lunes, 31 de julio de 2017

Los hombres silenciosos

Tengo varias miradas y conclusiones acerca del por qué los hombres están tan ausentes a la hora de hablar de la infertilidad.
Primero lo que ya comenté en otra entrada, que está claro que la mayor carga tanto física como mental de todo el proceso lo lleva la mujer. Pero el tema es que la mayoría de la otra mitad, la de los hombres, se mantiene casi invisible.
Yo con éste humilde blog me hago cargo y quiero soltar acá todo lo que me dejó como hombre pasar por la infertilidad, compartirlo para que otros se sientan un poco acompañados, decir lo más claro y sincero que pueda que sí, SOY INFERTIL y no me siento menos hombre por eso.
Y ahí está una vieja creencia que me parece que se mantiene firme en nuestra sociedad y deriva en el silencio de los hombres. Se avanzó mucho en cómo la gente toma algunos temas que décadas atrás no se hablaban en público y eran tabú pero donde entiendo que no se avanzó mucho es en la crueldad de los hombres para con sus semejantes infértiles y por eso, por miedo al tristemente famoso “¿qué dirán?” todos juegan de callados en el truco de no poder tener hijos. Esto se relaciona directamente con la idea de ser “menos hombre”. Y lo digo porque a mí me pasó, cuando me enteré que no iba a tener posibilidad de ser papá con mi esperma fue una de las cosas que se me pasó por la cabeza, tener ésa estúpida idea dando vueltas. A la distancia entendí todo lo contrario y hasta podría decir que me siento más “macho” que cualquier padre. Porque la peleé, mucho, con fuerzas que ni enterado que tenía, sostuve hasta donde pude hacerlo, a mi mujer y a mí.
En estos días de comenzar a escribir volví a recorrer blogs, webs y sitios de Facebook para reconfirmar que no hay hombres participando, no hacen comentarios, no existen los hombres escribiendo sobre ser infértil desde nuestra mirada. Y no lo termino de entender. ¿O soy yo el único que terminé en una psicóloga y en psiquiatra entre tantos otros doctores porque fui el único en la faz de la tierra que no se bancó el dolor y la frustración? Vamos muchachos! O me enseñan acá abajo en los comentarios cómo hicieron o se sacan el traje de superhéroes cero sufrimiento y empiezan a aparecer y mostrar cómo la pasamos los hombres que no.
Quiero creer que no somos robots sin sentimientos. Que no sólo somos en la pareja los encargados de aportar el dinero para los tratamientos, algún abrazo contenedor cuando hace falta y listo.
Reconozco sin embargo que es muy difícil hablar del tema, con los cercanos y los lejanos. No voy a pretender que de golpe se forme la Unión de Hombres Infértiles y andemos por la vida gritando nuestra condición. O hacer un partido político que en lugar de Podemos como el de España se llame No Podemos. Pero lo que sí estaría bueno es que no sea cosa de mujeres hablar de diagnósticos, tratamientos, inyecciones, médicos, centros de fertilización y un largo etcétera. Por ejemplo, lo mío es Oligoastenoteratozoospermia, es decir, pocos en cantidad, malos de forma y poca movilidad. Sumale una fragmentación del ADN del 21% y cantamos Bingo. Una combinación desastrosa. ¡Pero que divertido decir la palabrita de corrido! A ver quién se anima.
Pido a los que somos hombres infértiles que seamos más visibles también porque a veces me da la sensación que somos pocos, como si en la pareja la infertilidad fuera siempre “culpa” de la mujer y los hombres fueran todos machos infalibles y perfectos. Estoy segurísimo que a ellas les encantaría vernos opinar y comentar en redes sociales y charlar más despojadamente del tema.
Releo mientras escribo y la mía parece una mirada feminista pero lo cierto es que no, que lo que no me gusta es la oculta imperfección del hombre y que no lo podamos hablar como lo hacen ellas. Hago mi autocrítica diciendo que yo tampoco anduve por ahí contando mi infertilidad y que siempre me costó mucho hacerlo, sólo a pedido. Pero bueno, un día se empieza y acá estamos sacando todo para afuera.

miércoles, 26 de julio de 2017

El círculo cerrado

Con mayor o menor recorrido, todos los que hemos estado en ésta lucha terminamos metidos en algo similar a un círculo cerrado donde aprendemos a la fuerza sobre medicina, fertilidad, leyes, procedimientos, economía, obras sociales, etc. Y me refiero a lo del círculo no porque nosotros los infértiles nos encerremos dentro, sino porque los demás nunca pero nunca van a poder entender en su totalidad lo que significa transitar ésa lucha. Se lo podremos explicar con lujo de detalles pero no entenderán lo que se sufre, lo que cuesta, los momentos altos y bajos. Podrán ponerse en el lugar de uno o intentarlo pero si no se siente en carne propia, imposible. Hay que vivirlo porque de otra forma es imposible.
Más de una vez pensé que, de haberlo logrado, hubiera sido un padre más padre por haber sufrido y batallado para conseguirlo. Y nada más lejos de la verdad porque lo importante, al fin y al cabo, no es el camino recorrido para ser padre sino lo hecho luego, con el bebé en brazos, ahí sí llega el momento de ser padre. Así como ésta tuve muchas más ideas que pasado el tiempo y con los fracasos a cuestas terminaron cambiando totalmente mi forma de ver las cosas y lo que sentía al respecto. Pero eso es tema para otro posteo.
¡Somos un círculo, estimados compañeros infértiles! No hay manera que estemos contentos de formar parte de ella pero… es lo que hay, lo que nos tocó. Y como el deseo es más fuerte allá vamos, para adelante, a pelearle.  Entonces vemos miles de videos en internet, leemos cuanto artículo ande dando vueltas por ahí, nos suscribimos a webs sobre infertilidad, megusteamos sitios de Facebook y seguimos cuentas en Twitter porque hay que saber del tema. Y cuando nos queremos acordar tenemos información como para ir a disertar a un encuentro de especialistas a cualquier lugar del mundo (dependiendo del idioma claro jaja)
Y así es como afirmo que terminamos en ése círculo cerrado. ¡Pero esto no es nada! Porque el círculo puede tener dentro otros círculos cuyo tamaño varía según lo HDP (hace falta que traduzca HDP?) que sea nuestra infertilidad. Entonces en la primera línea están los que sólo tiene problemas ella o sólo él y con un tratamiento de baja complejidad solucionan todo, con el bebé a casa al primer intento. Estos son mayoría, creo. A medida que nos vamos imaginariamente hacia el centro del círculo aparecen por orden de complicación los que ambos tienen problemas pero se soluciona con un tratamiento, luego los que lo logran después de varios de ellos, después los que tendrán que recurrir a donación de óvulos, luego los de donación de óvulos y semen (¡ahí estamos nosotros!) y así, hasta llegar a la adopción. Esto es un ejercicio de imaginación, capaz hay más de unos que de otros pero tras muchos años de verlo de cerca puede que esté en lo cierto.
Los que logran salir del círculo se olvidan un poco de donde pertenecieron hasta ayer nomás. No porque quieran sino porque es lo más lógico. Una vez con el bebé en brazos no creo que abandonen todos esos sitios que los cobijaron para sentirse acompañados durante el proceso pero lo cierto es que habrá nuevos grupos de Facebook, nuevas cuentas de Twitter, nuevos videos, libros y artículos para leer y hasta nuevos especialistas médicos. Todo nuevo, otro círculo.  Así somos los seres humanos estimados, vamos a tratar de juntarnos con la gente con la que compartimos algo, por más malo o bueno que sea.
Si algo puedo dar como consejo es que, al margen de formar parte de éste círculo infértil, hay que tratar de salir de él y compartir lo que nos pasa. Recuerdo la primera vez que me perdí un evento familiar, cuando el primer tratamiento no resultó. No teníamos fuerzas para salir de casa y mirar a la cara a los cercanos. Después aprendimos a enfrentarlo mejor, aunque cada revés duela más profundo. Lo mismo me fue pasando con los amigos, casi todos con hijos, dejé de participar de reuniones. Sentía que no formaba parte, me faltaba algo para pertenecer. Complicado de explicar el sentimiento al respecto, quizás en otra entrada lo pueda comentar.

martes, 25 de julio de 2017

Espermograma

Son muchas las películas y series de televisión que han planteado, sobre todo en forma de humor, el tema de los análisis que tenemos que hacernos los hombres al tratar de averiguar los motivos de la infertilidad. A diferencia de ellas, de nuestro lado lo que hay que hacer es casi siempre un mismo análisis, el famoso espermograma, que no es otra cosa que entregar una muestra de semen contenido en un frasco de ésos plásticos que venden en la farmacia. Si estás leyendo éste blog infértil ya sabrás cómo se obtiene ésa muestra y, creo, ahí reside la “gracia” que mostraron en series y películas. El tema es que lo gracioso desaparece en el mismísimo momento que nos enfrentamos al frasquito vacío. Mi experiencia siempre transcurrió en un mismo lugar por lo que la vergüenza fue la primera vez, quizás la segunda también, después ya me manejaba como parte del lugar habiendo pasado por casi 10 (si, diez) análisis iguales. Aclaro que vivo a una hora de viaje del laboratorio por lo que era complicado llegar a tiempo si hubiera querido tomar la muestra en la familiaridad de casa y llevarla lista. De hecho, lo intenté la primera vez y no sirvió. Hay cosas que siempre eran iguales como por ejemplo la preocupación si la “gestión” demoraba mucho y en lo único que lograba concentrarme era en qué estaría pensando la mujer que esperaba mi muestra en el laboratorio. Me tocó en distintas épocas del año por lo que en invierno costaba un poco más “entrar en calor” y en verano me tocó salir de ése baño que todavía recuerdo con un par de gotas de sudor en la frente. Una creencia que pocas veces se aclara es que para poder analizar los espermatozoides no hace falta llenar el frasquito. Es que su volumen termina siendo muy grande para lo que es una muestra normal, entonces uno termina mirando preocupado al ver una cantidad escasa, olvidándonos incluso que lo que importa más es calidad y no cantidad. No me cansaré de decir algo obvio: el mayor esfuerzo en esto de luchar contra la infertilidad es de la mujer, emocional y físicamente. Entonces uno puede tener algo de vergüenza, hacer chistes, pasarla mal en algún momento del análisis o con los resultados en mano pero jamás nos podremos comparar con ellas.

jueves, 20 de julio de 2017

Presentación

Llegué a esta necesidad de escribir sobre mi infertilidad, la de un hombre, luego de una lucha de más de 6 años con Ella. Como todos, nos largamos a lograr un embarazo de la manera simple, natural, rápida, a los bifes. ¡Si todo el mundo puede así! La infertilidad es algo muy lejano, que no se nombra.
Pasaron, si mal no recuerdo, 11 meses. Y nada. En el transcurso fuimos tratando de ajustar las fechas, de tomar recaudos los dos y ácido fólico ella. Así lo hacen todos no? Hasta que un día Ella tan atenta y claramente más despierta, vino con la propuesta que me trajo hasta acá. Había que ir a un centro de fertilidad porque algo pasaba.
Pasamos por casi todos los tipos de tratamientos, sensaciones, emociones, dolores, pequeñas esperanzas y fracasos, grandes esperanzas y fracasos. Baja respuesta ovárica y espermatozoides que no sirven para nada. Cuando comenzamos no había ley de fertilidad y en 2017, cuando intentamos encarar un cuarto tratamiento de alta complejidad con donación de óvulos y esperma, la Obra Social nos dijo basta por una curiosa interpretación de la ley. Y quizás fue el empujoncito que faltaba para terminar con la búsqueda de un hijo. Al menos por ése medio.
Llegué acá porque mucho de lo que sufrí no lo saqué afuera y me hizo mal. Cada uno procesa el dolor como puede pero pocas veces como debe. Así que un día de abril de 2016, a mitad de camino entre un aborto que pasó y otro que iba a venir, me mareé, sentí que me moría, temblaba, el corazón galopaba a mil. Luego de meses y de recorrer distintas especialidades médicas llegamos a una conclusión, trastorno de ansiedad. Psicóloga mediante pude entender que no puedo guardar más lo que me pasó. Y cada tanto me asaltaba la idea de escribir sobre lo mío pero sobre todo de lo que puede ver un hombre sobre éste camino de la infertilidad. Recorrí muchos blogs, sitios de Facebook, cuentas de Twitter, etc y siempre son las mujeres las que escriben. ¿Y nosotros muchachos? ¿Qué nos pasa? En serio nos vamos a creer que en pleno 2017 seguimos siendo los súper hombres aunque no podamos tener hijos a la primera de cambio, que no podemos hablar de “eso” por el miedo al qué dirán, por el miedo a la gastada de nuestros pares. ¿Somos menos hombres por no poder? Yo tuve que sufrir varios traspiés para preguntarme éstas cosas. Se sabe que la mujer lleva el mayor peso de toda la cuestión pero cada pareja es una sola, una unidad, pero no puede ser que todo pase por el lado de ellas.
No esperen de éste blog una mirada científica, ni certezas absolutas. Se trata de compartir la experiencia y ayudarnos a pasar las distintas etapas, las buenas y las malas. Con alguna lágrima sobre el teclado porque es necesario y también sonrisas porque si algo tengo claro es que voy a buscarle el humor a cada cosa que escriba.
Bienvenidos, ojalá me acompañen y les deseo lo mejor.