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Mostrando las entradas de octubre, 2017

Un hijo del alma, no del corazón

Ya sabrán, como bien explica la descripción de mi blog, que voy a ser padre gracias a la adopción. Y no es que sea 100 % seguro, pero confío tanto en que algún día me va a tocar a mí que lo doy por hecho. En estos últimos meses, ya presentados tooooodos los papeles al organismo que lleva adelante las adopciones, nos hemos dedicado a  informarnos, sumarnos a grupos sobre el tema en redes sociales, tener libros a mano, leer blogs de adoptantes y adoptados, muy interesantes éstos últimos por cierto. Y vimos una película también, “Ellos te eligen” se llama. En ése filme, sólo en el título, se resume algo muy importante que no se me había cruzado antes por la cabeza y que trataré de explicar. Siempre cuando me puse a pensar en el tema tenía una mirada casi unidireccional, en el sentido de pensar la adopción como un tema de nosotros dos, la pareja, hacía el deseado futuro hijo. Es decir, nosotros te elegimos porque queremos tener un hijo y listo. Obviamente que habrá mil cosas a tener ...

Las cosas que dejaron de importar

Para comenzar ésta nueva entrada debo contar que mi familia se compone de padre, madre, dos hermanas y yo. Llevamos un apellido que no es muy común y que, al menos hasta donde sabemos y salvo que mi tatarabuelo o bisabuelo haya hecho cosas que no nos enteramos, se termina conmigo. Es decir, soy el último con éste apellido que podía continuar con él teniendo un hijo. Así que ésta vez quiero escribir sobre las cosas que dejan de tener importancia cuando la infertilidad toca a la puerta y pasan a ser tan relativas e insignificantes. Quizás la primera de ésas cosas que me di cuenta fue que el apellido, en cuanto a lo estrictamente genético, conmigo se acababa. En su momento lo tomaba como algún tipo de presión autoimpuesta, “la continuidad del apellido”!!! Nunca lo hablé seriamente con nadie y nunca nadie me dijo nada sobre ello pero ahí estaba. Cuando los estudios indicaron que no iba a ser padre con m...